San José

Al celebrar el 19 de marzo la fiesta de San José, nos recordamos de este gran santo, cabeza visible de la Sagrada Familia, padre putativo de Jesús, el Hijo de Dios, encarnado. Este año además ha sido, declarado por el Papa Francisco Año jubilar de San José, con motivo de celebrarse el sesquicentenario de haber sido declarado San José patrono de la Iglesia Universal.

Aunque en la Sagrada Escritura no encontramos ni una sola palabra salida de la boca de José, podemos conocerlo bien por sus actitudes. El evangelio lo llama hombre justo, no entendiendo la justicia como nosotros ahora, sino en el sentido de hombre recto, honrado y trabajador, muy preocupado de cumplir todos los mensajes recibidos por Dios en sueños.   Así desiste de su propósito de abandonar en secreto a María, su prometida, al darse cuenta de que está embarazada, pero no por él, y así cargar él con la vergüenza, en vez de denunciarla, y la toma formalmente como esposa. Lo mismo hace caso a la indicación de tomar a su familia de noche e irse a Egipto, para salvar al niño de la persecución de Herodes. Después de años en el extranjero, con todos los sacrificios que esto implica, lo vemos como buen ciudadano judío, cumpliendo todos los ritos prescritos y enseñándoles también a Jesús, como la peregrinación anual a Jerusalén.

No se sabe nada de cuándo murió José. Dicen los expertos que debe haber sido poco antes de empezar Jesús su vida pública, porque entonces ya no lo vemos acompañarlo, ni al pie de la cruz. Allí más bien Jesús confía a su Madre, María,  viuda ya, a un extraño, al apóstol San Juan. Siendo así, debe haber muerto en los brazos de Jesús y de María. Por este motivo se le invoca, fuera de muchos otros patronatos, también como patrono de una buena muerte. Que Dios, cuando nos llegue la hora de partir de este mundo, también nos permita hacerlo en la misma compañía como él. Confiemos en su protección, como dice el estribillo de un canto que cantamos aquí en el Perú: “Por tus ruegos, o San José, mil favores  alcanzaré.”


Sr. Consilia Franz

Si te hace bien, ven.

 

(Francisco de Asis)